CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO

EL DINOSAURIO QUE ABRE LA BOCA

El Dinosaurio que abre la boca

Me echó en cara con su aliento

Que no dijera esto:

Cómo me gustaría  que los asesinos en serie de Estado

Los asesinos de la cultura de matar: cazadores, toreros. etcétera

Los novios de la Muerte: mercenarios  y soldados de graduación

Los ladrones políticos, prevaricadores, y religiosos pedófilos

De cualquier creencia, dogma o calaña, aprendidas en escuelas

Destinadas a subyugar y domesticar a los sujetos

Así como los traficantes de armas y de órganos vivos

Desaparecieran de la faz de la Tierra de una vez por todas

Como les sucedió a los Dinosaurios tan esbeltos y potentes

Muertos y desaparecidos en larga procesión de sed y hambre

Y que sirvan, como ellos, para distraer a los niños

En  la fiesta de los inocentes

Y ocupen un lugar en la historia del entendimiento humano

Para que no se vuelvan a repetir

Las inquisiciones, las guerras intermitentes, las matanzas

Que dan vida a los asesinos en serie de todos los gobiernos

Que, cual políticos, aprenden en cátedras de asesinar y rebuznar

Por uso, por moda, y sin maestros.

Qué bellacos fueron nuestros tatarabuelos y abuelos

Que de muertes y asesinatos cátedras permitieron

Votando y alabando a asesinos en serie por Decreto.

Quizás porque les enseñaron, y bien, sus maestros

Que los hombres, todos, se alimentan de cadáveres

Incluso los incrédulos e ilusos

Que de los hombres y sus creencias tienen poco aprecio.

Ojalá sea un  hecho confirmado

Que, en la carpa del campo, a cielo abierto

Se muestren a los niños y niñas a todos estos mal nacidos

Echándoles en cara a todos estos deformes majaderos

De la violación de los derechos humanos

Del crimen, el asesinato y la muerte de pueblos enteros

Su instrucción asesina y su talento

Y queden a buen recaudo

En la historia verídica del tiempo, tan curioso

Porque así no puede ser el mundo que vivamos.

No en nuestros días.

 



texto alternativo